Pero en algo coincidimos: si llueve demasiado, puede ser una catástrofe. Igual que si hace demasiado calor, demasiado viento, y enlazando con la educación, demasiado castigo, demasiada libertad, demasiado lo que sea. En el punto medio suele estar la virtud, como dice otro refrán. Y eso es lo más difícil, encontrar el equilibrio.
Educar no es fácil, y ser educado (alumno) tampoco. Hay una gran variedad de estilos de enseñanza, y de estilos de aprendizaje, dependiendo del lugar o cultura en el que nos encontremos. El factor tiempo también influye. La educación de hoy no se parece mucho a la de hace 50 años. Los colegios sí, pero las personas y los temarios han cambiado considerablemente.
Han cambiado de actitud, de objetivos, de relacionarse, pues la sociedad entera ha cambiado. Hay áreas en las que el conocimiento ya es casi infinito. Los descubrimientos crecen exponencialmente, y las teorías que se formulan para explicarlos no caben ya en una simple carrera universitaria. Así el alumnado necesita un máster y otro para completar su formación, y prácticas, y viajes al extranjero, y segundo idioma, y terapias emocionales para no desfallecer en la búsqueda de empleo adecuado a su capacidad e intereses.
Mientras tanto, los planes educativos cambiantes nos proporcionan fórmulas mágicas para tener contentos a todos, lo cual es una quimera, como dice el refrán del título. Está de moda hablar del Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA). Un reto imposible, desdoblarte como profesora para explicar algo de manera que todos, todos tus alumnos, lo entiendan, cada uno según su estilo de aprendizaje. Al que tiene memoria y comprensión visual, se lo muestras. A quien entiende mejor las palabras, se lo cuentas. A quien tiene estilo cinético, le haces moverse y actuar, experimentar. Al creativo, le pides que invente. Al contemplativo, al memorístico, al sintético, al analítico… ¿Cuántos docentes necesitamos en cada clase?
Por otro lado, tenemos el Plan Educativo Individualizado (PEI). Porque también hay niños o adolescentes que necesitan para aprender, unas condiciones especiales que los colegios no les pueden ofrecer. Y deciden estudiar en su casa, o viajando, según las características de su entorno familiar. Para ellos, el estado español ofrece profesorado a distancia, https://www.educacionfpydeportes.gob.es/mc/cidead/portada.html. Ambas opciones, PEI y CIDEAD, son actualmente dos opciones legales para no seguir el itinerario escolar habitual. El CIDEAD es para familias itinerantes, como el antiguo profe en casa, la institutriz, la cuidadora, que viaja con la familia. El PEI lo puede redactar cualquier persona para su hijo, y confiar en que la administración educativa lo valide. Si se hace bien, si se justifica la necesidad del menor de quedarse en casa por los motivos que sean, de salud, emocional, etc, y se aportan pruebas, no tiene por qué haber problemas. La constitución española reconoce el derecho de los padres a educar a sus hijos como más les convenga (artículo 27. 3: «Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones» (https://app.congreso.es/consti/constitucion/indice/index.htm).
Con o sin PEI, está la opción de educar en casa. Con los padres como docentes, o con ayuda profesional. Con el temario oficial, o con temarios alternativos. El homeschooling está creciendo en España y cada vez hay más recursos para adaptar a cada familia. Con las redes sociales, se comparte información, ayuda en caso de denuncias, lugares de encuentro cara a cara. Todo un mundo alternativo que no nos cuentan porque no interesa. Pero ahí está, ya va saliendo a la luz.
Y el eterno debate, de si deberíamos luchar por que el homeschooling fuera legal como en otros países, o no. Mi respuesta es no. Está muy bien así, que no lo toquen, que lo estropean. Así podremos seguir haciendo los programas a nuestra manera, que nos gusta mucho.
Para terminar, citar la semana de repaso que hemos hecho en Agila. En mitad de cada trimestre, dedicamos una semana a repasar lo visto, a terminar cosas atrasadas, a reforzar lo aprendido. Me gusta porque vemos las 7 semanas pasadas, en conjunto, de forma coherente, las materias conectadas, la relación con la realidad. Ya queda menos para las vacaciones de Navidaaaaad. jeje

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