O una menos, según se mire.

La inevitable dualidad. Una semana más del curso actual, la número 11 del primer trimestre, acaba de terminar. Queda una semana menos para que lleguen las vacaciones. El vaso medio lleno o medio vacío, años que hemos vivido o años que nos quedan por vivir, pasado y futuro, blanco y negro, yin y yan. Luz y oscuridad. Bien y mal. Y así con todo.

Una semana más, la vida continúa. Pocos cambios, por suerte o por desgracia. Las familias agileras ya tienen su credencial por parte del colegio americano que nos cubre la legalidad de estudiar en casa, eso ha sido una buena noticia esta semana. La mala noticia ha sido una familia acusada por los servicios sociales de no atender debidamente a su hija. Nos ha sorprendido bastante, pues la niña participa en nuestras clases de la manera más natural del mundo, haciéndonos pensar que en su familia todo es adecuado. Es educada, simpática, sociable, estudiosa, se la ve aseada, bien alimentada, y el poco entorno que se aprecia desde la cámara del ordenador, parece saludable. ¿En qué se basan los servicios sociales para acusar a una madre de no proteger o educar a su hija correctamente?

En estos cuatro años que llevo acompañando a familias para educar a su prole en casa, he visto y oído de todo. Directivos de colegios que, ignorando las leyes, traspasan sus funciones de meros informantes, y juzgan las decisiones de los padres. Inspectores de educación que insisten en la escolarización sin aceptar las necesidades de algunos niños, como si el colegio fuera el único lugar donde se puede aprender. He hablado con trabajadores sociales empeñados en entrar en las casas, citando por teléfono, amenazando con quitar la custodia de los menores.

También he hablado con trabajadores que, una vez conocidas las razones de la desescolarización, entienden que hay casos en los que es necesario, por el bien emocional del menor. Y entonces, ofrecen su ayuda y apoyo a las familias. Hay humanidad en las instituciones, no está todo perdido. Aunque nos parezca lo contrario.

Voy a terminar esta reflexión con ese pensamiento positivo, porque si saco los negativos… jajaja. Demasiadas desgracias últimamente a nuestro alrededor, no nos dejemos hundir la moral. Sigamos luchando por la justicia, la paz, la libertad. ¡Agilando!


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