… y ocio educativo.

Agila no es solo un Espacio de Innovación Didáctica. Mucho antes de encontrar este lugar maravilloso y acondicionarlo para ser un centro escolar (que esperamos conseguir en 2025), impartimos talleres educativos en nuestra antigua sede del casco antiguo de Badajoz, o en cualquier lugar que nos llamase. Y una vez encontrado este espacio en la naturaleza, hicimos también talleres y campamentos de verano.

Nuestros campamentos de verano están diseñados para que sean momentos de aprendizaje distintos, innovadores. Los planificamos por semanas temáticas. La primera semana, que en Badajoz se celebra la Feria de San Juan, nosotros también lo hacemos. Construimos una portada de feria y la decoramos con figuras de papel y farolillos y la colocamos en nuestra «caseta», una casita de madera sobre un tronco caído de una encina vieja. Cantamos y bailamos, pero también enseñamos tradiciones ancestrales, como los saltos de las hogueras.

Construimos hogueras con piedras, palos, y papel celofán rojo y amarillo simulando el fuego. Les contamos que hace mucho, muuuuucho tiempo, los jóvenes tenían que demostrar su valor al pasar de niños a adultos, y lo hacían saltando el fuego de verdad. Eran tiempos de fuerza, peligros, caza. Ahora hay otros peligros y otras formas de celebrar el paso de la adolescencia a la vida adulta. De hecho, antes no había ni adolescencia. Mi profesor del CAP Fernando Hernández, siempre decía que «la infancia y la adolescencia eran inventos del sigo XIX». Tenía razón.

Sigo con las semanas temáticas, que me enrollo. Otra semana de campamento, celebramos las Olimpiadas Agileras. Hacemos equipos, dorsales, carreras, todos los deportes que se nos ocurran. Y al menú le damos nombres atléticos. Olvidé que en la feria, hacemos menú de feria. En las olimpiadas, salchichas saltarinas, arroz de tenista, pescado nadador, cosillas así.

Otra semana suele ser la internacional. Tenemos niños de varias etnias, y celebramos su continente, el nuestro, y el resto. Uno cada día de la semana. Dibujamos un mapa, nos situamos, buscamos danzas y relatos diferentes. El menú también, pasta por Italia, pescado asiático, humus africano…

No puede faltar la semana de las Artes. Cada día una diferente: cine, teatro, escultura, música y pintura. Y la comida, lo más colorida posible.

Las demás semanas van cambiando según las necesidades de peques o de monitores, una de juegos y oficios tradicionales, de lo que vaya surgiendo. Y para terminar el campamento, la última semana de julio, la semana «Lo mejor de este año». Los peques eligen lo que más les haya gustado, de comida, de actividades, de todo. Y así se van contentos.

Un verano, una de las niñas más mayores, se inventó una canción preciosa sobre sus experiencias en el campamento Agila, pues ya llevaba varios años asistiendo. Fue un trabajo colaborativo. A cada persona nos pidió una palabra, y con cada palabra hizo una frase, rimada y todo. Se inventó la melodía. Quedó genial. Y hace dos años, una monitora que estudia para ser actriz, hizo otra canción también muy chula, y la tocó con su ukelele. Cómo disfruto con esos detallitos.

Terminaremos hablando de nuestra escuela de formación de profesionales del ocio y el tiempo libre, Agila. No es la misma que la anterior, pero se llama Agila también. En ella formamos monitores y directores de actividades de ocio, y por supuesto, le damos nuestro estilo educativo. Es una profesión muy demandada actualmente, pues la sociedad actual tiende hacia la tecnificación máxima del trabajo, y las personas cada vez tendremos más ocio y tiempo libre. Si los profesionales nos guían en esos momentos para aprovechar el tiempo y además de disfrutar, nos hacen aprender algo, ¿qué más se les puede pedir? El entorno relajado del ocio es ideal para aprender valores, pero también oficios antiguos, descubrir ciudades y naturaleza, conocer gente, compartir aficiones. Ocio sano, divertido, solidario, respetuoso, y muchos más ingredientes de nuestra filosofía docente, que llevamos a todas partes pues conforman nuestra razón de ser.

Agilando, que es fin de semana. Disfrutemos mientras podamos, le dijo un jardinero a otro. jajajajaja Qué malo.


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