Esta semana quería hablar del poder de las palabras, pero nos vino un apagón, y nos quedamos sin electricidad. Pero no sin energía. Eso, nunca.
Las palabras también transmiten energía, todo lo transmite, todo es movimiento. Los pensamientos, las imágenes, todo lo que forma la esencia humana, todo es energía. Positiva y negativa, somos pilas. Cuando mi alumnado del máster de secundaria se va de prácticas docentes a los centros escolares, les digo que se carguen de la energía adolescente, que es mucha y buena. Mi alumnado es joven también, pero algunos ya andan metidos en la vida adulta, llena de responsabilidades, problemas, hijos, hipotecas… jajaja Qué triste. Les viene bien la energía pura y loca de los más pequeños. A mí me encanta. A veces echo de menos esos 7 añitos dándoles clase de plástica.
Pero en la universidad también recibo energía de la buena. Mi alumnado de los grados de Educación Infantil y Primaria suelen tener vocación docente, y eso se nota. El del máster de Secundaria no siempre entra con vocación, pero suele salir con ella. Las prácticas los enganchan, en eso coinciden prácticamente todos, es la mejor parte del curso. El mito de que esta profesión es atractiva por el sueldo y las vacaciones, ya no se lo cree nadie. Es dura, eh? Bregar con adolescentes y sus familias, en especial éstas últimas, es cada día más duro. Pero con vocación, todo se hace más llevadero.
Y qué más decir de la energía, que no se haya dicho ya. No voy a entrar en física o en química, aunque ahora que estudio la luz y el color, para escribir un librito, jajaja, a ratos libres, lo que me está costando, leche. Digo que ahora que conozco un poco mejor la luz y el color, en realidad estoy más confundida todavía, ya no sé si somos materia o luz, vacío o lleno, qué lío con las partículas locas que cambian de estado si las miras. No llego a comprenderlo del todo, paso horas pensando e imaginando ejemplos, sobre todo para poder explicarlo bien en el libro.
Lo que sí entiendo y así intento comunicarlo, es que somos movimiento, y generamos energía. Si todo se parase, se moriría. Por eso la eternidad no logro imaginarla, ¿algo inmutable? Me estoy yendo por las ramas. Quería hablar de la energía humana y de su aplicación en la educación. Vueeeeelvo al tema y lo cierro. Otro día hablaré de la eternidad, que es más complicado.
En definitiva. Energía somos y para educar la necesitamos. Y si alguien no encuentra su vocación, que se dedique a otra cosa, por favor. Que deje paso a tantos docentes motivados, inspiradores, incluyendo en este grupo a las familias que educan en casa. Ésas necesitan aún más vocación, todavía su trabajo es más difícil. De nuevo me quito el sombrero por ellas, les mando un saludo desde aquí, y las animo a seguir con su labor. Para gustos hay colores, y para aprender debe haber opciones. Os recuerdo que «en Agila se aprende como en casa». jeje


Deja un comentario