NUESTRO MÁS SINCERO PÉSAME

A la familia de Sandra Peña y a todas las personas que sufren o han sufrido acoso. Ya sea en el colegio, trabajo, o donde sea. Es deber de todo denunciarlo y no mirar hacia otro lado. Y más si se trata de un menor, que al no poder soportarlo, acaba trágicamente con su propia vida. NO Y NO Y NO.

Se me ponen los pelos de punta al escribir esto, no me imagino lo que sentirán esas personitas para llegar a hacer algo tan … no encuentro palabras suficientemente graves para describirlo. No existen palabras para expresarlo. Me limitaré a dar mi humilde opinión y mi pequeña petición a los responsables para que pongan todos los medios a su alcance para que no vuelva a suceder.

Rectifico, no haré una petición. EXIJO que no se vuelva a repetir. El oficio de docente no es solo compartir información, eso también lo saben hacer los medios de comunicación (aunque no sean del todo veraces, ese tema lo abordaré otro día). La docencia es cuidado del discente, que no son números, son personas, y están a nuestro cargo durante las horas de clase. El resto del tiempo la responsabilidad recae en las familias, pero la comunicación entre cole y casa debe ser efectiva. Comunicación y colaboración. El menor está desprotegido si no se le cuida y se le enseña a defenderse. Sí, a defenderse. A defenderse de las agresiones. No me refiero a violencia, sino a seguridad, autoestima, valor para denunciar. Y como mejor se enseña es con el ejemplo. Los adultos no debemos tener miedo a denunciar los abusos. Nunca.

Y esos niños que acosan, insultan, maltratan, ¿qué familias tienen que lo permiten? Esos padres merecen ir a la cárcel una temporadita, y que a sus hijos los traten como ellos tratan a los demás. No hay justicia en el mundo, ya lo sabemos. Hay mucha maldad. PUES NO DEBEMOS CONSENTIRLA.

Cuando pase la tristeza, espero que venga la rabia y todo aquél que presencie maltrato o acoso, denuncie. O nos ayudamos, o estamos perdidos.